Por fí­n, despues de meses y meses de intentarlo, he conseguido apuntarme al gimnasio de la universidad. No, no os quiteis las bragas todavia, que solo llevo una semana, aunque ya noto que mi super-fuerza se incrementa hasta llegar a limites sobrehumanos, incluso me estoy planteando ponerle pesas a la barra esa que "taca" y te metes debajo y la levantas dos o tres mil veces. La cosa esa con la que se cargan al amigo del tio Sylvester en "Encerrado", vaya.

El sitio en sí­ no está mal, teniendo en cuenta que cuesta casi la cuarta parte que un gimnasio de los normales, pero tiene un fallo gravisimo: solo puedes apuntarte si consigues hacer funcionar correctamente una terminal de monedero electronico, una especie de hermana pequeña de los cajeros. La teoria es que tu llegas, metes 2.000 pesetazas (12 de los antiguos euros) en tu carnet de la Ínclita y Maravilosa Universidad de Murcia y, luego, con tu universidolares, te vas a _otra_ maquina distinta para apuntarte.

Ojo que con los universidolares puedes, además, hacer cantidad de cosas como comprar cocacolas en las maquinas, comprar fantas en las maquinas e incluso hay gente que ha llegado a comprar seven-ups en las maquinas. ¡Tantas posibilidades y una vida tan corta!

Ahora la practica. La temporada pasada me la pasé diciendo "el mes que viene me apunto", pero me daba miedo lo del monedero electronico, así­ que lo fuí­ dejando hasta una mañana de ¿mayo? que me decidí­ por fí­n. Fui a la terminal, la miré de arriba a abajo, y lo vi claro y distinto: esto va a petar. Era evidente. La maquinita emitia vibraciones negativas para parar un tren. Sabiamente, paso de meter mi carnet, que ya os he contado alguna que otra vez que raramente funcionan y ya he tenido que cambiar varias veces, y me acerco a la sucursal del banco encargado. "No, no podemos cargarle el monedero electronico, para eso existen unas maquinitas que chau chau chau...".

"Conozco las maquinitas y, lo que es peor, conozco la fiabilidad(?) de los carnets. Va a fallar." le respondo al tipo. "No, mire, hay una aqui en la facultad de al lado, vaya allí­". Borreguilmente, me dejo convencer y lo intento. Y, naturalmente, peta, y tengo que hacer que el tipo del banco venga a la facultad a abrir la maquina y recuperar mi carnet.

Pasan los meses, pasa el verano, y me siento con energias renovadas. Voy a intentarlo otra vez. Acongojado, me acerco a la terminal de mi facultad, para no repetir con la de antes del verano. Llego y veo que, a los pies de la maquina tienen un elegante dispositivo simulando ser una caja de cartón para recoger la ingente cantidad de comprobantes que se emiten. Meto un euro. Meto otro. Meto un billete de diez. Me lo devuelve. Lo meto. Me lo devuelve. Lo meto. Me lo devuelve. La operación ha superado el tiempo y será cancelada.

¡Y se queda con los dos euros! Ni diez minutos antes le decia a Tapanez y Monty, "A ver que problema tengo hoy con las maquinas estas". Pues ya está claro: que me ha mangado dos euros. Trescientas y pico, lo que pagué para ver Batman en el 89. Intento ver que ha pasado con el dinero y/o meter el billete tres o cuatro veces más, con cada intento generando más tickets que van a la caja.

Cuando está claro que me han vuelto a chulear, subo al banco. Subo, porque el banco está al final de una cuesta de unos tres o cuatro pisos de desnivel con respecto a mi facultad, y eso, en una mañana de otoño murciana, es cuesta para rato. Llego, "Hola, he intentado ingresar un dinero en el monedero electronico y me ha fallado la transacción, quedandose la maquina con dos euros". Si, vaya a aquella mesa y pregunte por Eduardo.

Voy a la mesa y me encuentro con cuatro personajillos con pinta de jaquers peligrosos, con sus TFT's de 19 pulgadas y sus fondos de pantalla de deviant. Pregunto por Eduardo y el más orondo me dice "Si, soy yo.". Le cuento mi rollo. "¿Ha preguntado en recepción?". No, Eduardito, hijo, es que tengo poderes y me he imaginado como te llamabas. Intentan hacerme lo de mandarte de una mesa a otra para ver si me largo. No me muevo ni de coña, quiero una solución. Me dan igual los dos euros, quiero ingresar el dinero. No pueden o no saben o no quieren.

Que rellene un formulario con mis datos y me mandarán el dinero de aquí­ a fin de mes. Que les dé el comprobante. "¿Bajo hasta Informatica y traigo la caja o que?". Empieza a calentarse la cosa bastante. Me vacilan, que si quiero que me den el dinero ellos de su bolsillo. ¡Y yo lo que quiero es ingresar! No quiero ni pensar lo que debe ser intentar cobrar de CAJA MURCIA, si para ingresar te tratan así­. Por lo visto necesitan los dos euros, y así­ se lo hago saber, que si ese banco tanto los necesita, y tienen pinta de ello, se los regalo. Y como vi que no llegabamos a ninguna parte, así­ los dejé.

Y a la semana siguiente, armado de más cabreo que valor, lo volví­ a intentar con una tercera terminal, la de Magisterio. Y debia estar rota, porque funcionó, y aqui me teneis, levantando hierro como un campeón tres veces a la semana.

Que guapas están las estadisticas que han sacado los de Google: si tienes una web no sé a que estás esperando para ponertelas. Pese a un arranque poco prometedor, en que no le funcionaban correctamente a casi nadie, ya parece que empiezan a ir, y son realmente espectaculares, de lejos las mejores (gratuitas) que he visto en los laaargos años que llevo dando vueltas por internet.