Por fí­n he podido ver hoy un telediario medio tranquilamente, por lo que he tenido la oportunidad de quedar debidamente informado de las interesantisimas cosas que pasan por el mundo.

En particular, me ha llamado la atención la bomba informativa de que una agencia de detectives estuviera siguiendo a un futbolista profesional. La de cosas que nadie podrí­a ni imaginar que hací­a este muchacho, que espero que a raí­z de descubrirse sus desmanes, haya recibido un severo correctivo y se haya pasado al reverso luminoso, si es que alguna vez existió tal cosa.

Parece ser, y espero que esteis sentados antes de leer esto, que este chico, un tipo joven, famoso y con infinidad de dinero, se dedicaba a gastarse el idem jugando a las cartas, a tirarse las noches en discotecas rodeado de pilinguis, probablemente de más de un dolar, ¡y a hacer el burro con un super deportivo!

¡Se nos ha caí­do un mito, hemos vivido en la mentira, creyendo que esta clase de personas pasaban las veladas en el club de caballeros, jugando al backgamon y discutiendo sobre Schopenhauer!

También me ha parecido interesante que, del informe, hayan extraí­do tres frases, y no es solo lo de las faltas de ortografí­a aberrantes (no entiendo como con ese llendo no se le pegó fuego a la impresora) sino que la composición sintáctica era más propia de un chimpancé de estos que enseñan a usar ordenadores con botones con figuras en vez de letras. ¿Es que no es necesario el graduado escolar para ser detective?

Y el bonus, el informe decia que este señorito le gustaba el poker y se habia dejado la ruleta y el BJ. Lógico, porque sin ser detective, está claro que las BJ son bastante más adecuadas para la discoteca.